Parador de Fuente Dé
Fuente Dé - Carretera de Fuente Dé, s/n
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Para unas vacaciones de mar y montaña, Cantabria es un destino de ensueño. Esta franja de tierra encajonada entre el océano y las montañas de la Cordillera Cantábrica te permite combinar en un solo viaje días perezosos en encantadoras playas de arena blanca bordeadas de bajos acantilados y días más activos explorando el paisaje montañoso del interior.
La región está atravesada por el Camino del Norte, una variante menos conocida y visitada del famoso Camino de Santiago que discurre casi en su totalidad por la costa. Recorrerlo a pie es una experiencia única, pero Cantabria también ofrece emociones mágicas a quienes deciden recorrerla en coche.
Además de playas perfectas para practicar surf, impresionantes rutas de senderismo y una animada capital con numerosos bares, tiendas y locales de ocio nocturno, Cantabria también cuenta con tesoros milenarios y obras maestras de la arquitectura moderna.
Es una región sin complicaciones, donde puedes alternar entre cenas marineras y vigorizantes platos con sabores alpinos, pasear durante kilómetros sin encontrarte con nadie o sumergirte en una despreocupada vida nocturna. Y además es bastante barata: ¿por qué no aprovecharlo?
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Recostada sobre una pintoresca bahía, Santander fue destino de vacaciones de nobles y burgueses adinerados en el siglo XIX. Quedan pocas pruebas de aquella época dorada, debido a un terremoto que destruyó casi por completo la ciudad en 1941, pero los pocos edificios señoriales que permanecen intactos confieren a la ciudad un encanto decadente.
Santander sigue siendo una popular estación balnearia, frecuentada ya no por la aristocracia, sino por jóvenes surfistas a la caza de la ola perfecta y familias que quieren playas con excelentes instalaciones.
La playa más famosa de Santander es la Playa del Sardinero; otras playas que no debes perderte son la Playa de Mataleñas, la Playa del Puntal y la Playa del Somo.
La soleada y ventosa Laredo es uno de los complejos playeros más populares del norte de España, gracias a su atracción más famosa: la magnífica playa de arena de 5 km de longitud Playa de Salvé.
También merece la pena detenerse después de relajarse al sol para explorar las románticas callejuelas del casco antiguo que casi parecen querer lanzarse al mar desde las laderas del cerro de La Atalaya. Y ya que estás, ¿por qué no pasarte también por la noche? Los pequeños restaurantes y bares del casco antiguo te tentarán con sus sabrosas especialidades de pescado, cerveza fresca y un ambiente animado al que es imposible decir que no.
Si prefieres las montañas verdes a las playas soleadas, el Parque Nacional de los Picos de Europa es tu lugar. Es el primer parque nacional que se creó en España y su territorio abarca los tres macizos calizos que forman la escarpada cordillera de los Picos de Europa.
Con picos de más de 2.500 metros, el parque es un paraíso para excursionistas y escaladores, pero también lo disfrutan fácilmente quienes no están interesados en aventuras deportivas: gracias al Teleférico de Fuente Dé, se puede llegar sin esfuerzo a un hermoso mirador situado a 1.800 metros de altitud.
A pesar de su sorprendente proximidad al mar (sólo 15 km en línea recta), el paisaje es típicamente alpino, con lagos de gran altitud, gargantas escarpadas excavadas por el río y pastos de vacas.
Durante miles de años, las cuevas de Altamira han guardado el tesoro artístico de la prehistoria: una serie de pinturas rupestres que datan de hace entre 13.000 y 35.000 años y representan bisontes, jabalíes, caballos, ciervos y otros animales pintados en un color ocre rojizo con un borde negro, consideradas la primera obra de arte de la humanidad.
Descubiertas a finales del siglo XIX, las cuevas de Altamira, con su maravilloso arte primitivo, se han convertido en una popular atracción turística. Desgraciadamente, para preservar las preciosas pinturas, las cuevas sólo están abiertas a los visitantes un día a la semana, con entrada por sorteo. Los que no ganan el boleto afortunado pueden admirar una reproducción fiel en el Museo de Altamira, situado justo al lado de las cuevas.
La ciudad de Comillas es una joya arquitectónica enclavada en un paisaje costero de impresionante belleza. El centro es un tumulto de magníficos edificios de diferentes periodos históricos, pero las principales atracciones de la ciudad son dos caprichosos palacios modernistas.
El Capricho es un extraño edificio torreado cubierto de azulejos de cerámica que lo hacen parecer una gigantesca construcción de Lego: es fácil reconocer la imaginación y originalidad de Antonio Gaudí, el genial arquitecto que dio forma a la imagen de la Barcelona modernista.
El Palacio de Sobrellano es una maravilla neogótica situada sobre una verde colina, obra de otro gran arquitecto modernista, Joan Martorell.
En el siguiente mapa puedes ver la ubicación de los principales lugares de interés de este artículo.
Llegar a Cantabria es muy fácil, ya que Santander, su capital, tiene un aeropuerto internacional conectado con Europa por cómodos vuelos operados por compañías de bajo coste. Otra posibilidad es aterrizar en Bilbao, y luego seguir con un coche de alquiler en dirección oeste. No hay muchas más alternativas, ya que la región está bastante alejada de las principales ciudades españolas y está bastante aislada en cuanto a transporte público.
La pequeña Cantabria es fácil de explorar gracias a sus cortas distancias. Te recomendamos dormir en Santander, su capital, porque podrás disfrutar tanto de la vida urbana como de la vida playera, especialmente durante el verano. En Santander tendrás mucho donde elegir entre hoteles, apartamentos y bed and breakfasts. Pero si prefieres la tranquilidad, puedes optar por alojarte en uno de los muchos pueblos de la costa, desde Laredo a Castro Urdiales, pasando por Suances y Santillana del Mar.
Si, por el contrario, quieres probar algo nuevo, desplázate al sur de la región, donde encontrarás la Sierra del Escudo y el Parque Natural Saja-Besaya. Aquí, el ambiente es completamente distinto, podrás explorar pequeños pueblos de montaña y vivir esta región española de una forma muy singular.
La comunidad autónoma de Cantabria está situada en la parte central del norte de España. Limita al este con las regiones españolas del País Vasco, al sur con Castilla y León y al oeste con Asturias, mientras que la parte septentrional está bañada en su totalidad por el mar Cantábrico. Aunque es una región pequeña, cuenta con dos parques nacionales y cinco parques naturales.
El clima es oceánico, con temperaturas mitigadas por el mar que nunca son demasiado frías ni demasiado cálidas.
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